Por José R. Martínez
Marzo 4, 2025
San Felipe Orizatlán se convirtió en el epicentro del debate sobre democracia y justicia electoral con la realización del foro Diálogos por la Democracia y la Justicia Electoral. Este evento, liderado por el magistrado Leodegario Hernández Cortez, presidente del Tribunal Electoral del Estado de Hidalgo, reunió a 12 presidentes municipales, regidores, síndicos, líderes comunitarios y más de 1,200 ciudadanos de la Sierra y la Huasteca, marcando un hito en la historia política del estado.
En su mensaje, el magistrado Hernández Cortez reivindicó el papel de la Huasteca y la Sierra en la consolidación de la democracia. En estas regiones, el derecho al voto ha sido una conquista y su defensa, una responsabilidad ineludible.
La presencia de autoridades auxiliares, delegados y representantes comunitarios confirmó que la democracia no es un concepto abstracto, sino una práctica viva que se construye en barrios, ejidos y comunidades. El Tribunal Electoral del Estado de Hidalgo ha asumido un papel clave en esta lucha, impulsando avances como:
Este foro no fue un acto político, pero su impacto en la vida pública es innegable. La magistratura de Leodegario Hernández Cortez se ha distinguido por su compromiso con la justicia electoral, consolidándose como un referente en el equilibrio del poder político en Hidalgo.
La presencia de los alcaldes de Atlapexco, Huazalingo, Tlanchinol, Tianguistengo, Xochiatipan y San Felipe Orizatlán en este foro refleja un mensaje de reconciliación y respeto a la legalidad. Estas regiones han enfrentado intensos procesos electorales, pero el Tribunal Electoral ha garantizado que la voluntad popular prevalezca.
La democracia no se limita al acto de votar; es una construcción constante que exige vigilancia y participación activa. Como bien citó el magistrado: “La historia es nuestra y la hacen los pueblos” – Salvador Allende.
El Tribunal Electoral ha demostrado ser un garante de esta premisa, asegurando que ninguna estructura de poder vulnere la voluntad ciudadana. Sin embargo, la responsabilidad no recae solo en las instituciones, sino en la sociedad misma: la democracia no se delega, se ejerce.